viernes, 1 de junio de 2012



"La enigmática flor azul"
Era un día común y corriente. Caminaba hacia la esquina cuando de pronto apareció un hombre vestido con un sobretodo negro y una bufanda muy colorida. Llevaba en sus manos una carpeta y libros.
Por una rara razón lo seguí. Caminaba rápido como si quisiera escapar de alguien. Cuando llegó a la otra esquina paró enfrene de un edificio antiguo, que por cómo se veía su fachada estaba en muy mal estado.
Me oculté detrás de una columna para que no me viera. Era extraño, miraba el edificio como si le recordara algo. Miró para ambos lados como temiendo ser perseguido y entró.
Me escabullí y entré también.
Todo era obscuro y parecía tenebroso.
De repente vi una luz que me encandiló, sentí un olor raro y me desmayé.
Cuando desperté estaba en otro lugar y parecía no haber pasado mucho tiempo, Muy agitada me levanté y observé el lugar, no había nadie, solo una flor azul tirada en el suelo. Las paredes estaban llenas de palabras en un raro idioma y extraña escritura.
No entendí nada, por qué estaba allí, qué significaba la flor azul????.
Descúbralo en el próximo capítulo... Oh no!, me equivoqué de cuento!. Continuemos.
Un minuto me parecía una hora en ese lugar tan sombrío.
Después de un tiempo logré encontrar la manera de salir.
Al no saber a quién concurrir, me encaminé a la casa de un amigo que vivía a pocas cuadras de allí. Necesitaba contar lo ocurrido.
En el reloj de la esquina pude ver la hora y me dí cuenta de que era la misma hora en que había entrado a ese lugar tan desagradable.
Dos semanas después, cuando iba al colegio, vi a un hombre que llevaba un sobretodo de muchos colores y una bufanda negra. En sus manos sostenía un par de libros y una carpeta, cuando fijé la mirada en ella observé el dibujo de una flor azul, idéntica a la de aquél edificio tan tenebroso.
La curiosidad me pudo, y me acerqué al hombre. Le pregunté dónde había visto esa flor y le señalé la carpeta.
El sujeto me miró extrañado y me preguntó: "¿Qué flor?". Le respondí: "La de la carpeta" y la señalé.
Cuando el señor la da vuelta para verla no había nada. La hoja estaba en blanco, solo pude distinguir una palabra de rara escritura, como las de aquéllas paredes.

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